Seguir en pie

El 3 de noviembre de 2014, se inauguró en la Ciudad de Nueva York el rascacielos más alto en Estados Unidos. Para muchos estadounidenses, el One World Trade Center, de 104 pisos, es más que solo un rascacielos. Representa esperanza después de uno de los días más funestos en la historia de nuestro país. 

El edificio queda cerca de donde las Torres Gemelas del World Trade Center original se alzaron una vez. El 11 de septiembre de 2001, las torres fueron destruidas cuando unos terroristas estrellaron dos aviones contra ellas (Los terroristas son personas que utilizan la violencia para sembrar el miedo u obtener poder). 

Más tarde, aquella mañana, otro avión se estrelló contra el Pentágono, el cuartel general del ejército de EE. UU. cerca de Washington, D.C. Un cuarto avión cayó en un campo en Shanksville, Pensilvania. 

Cerca de 3,000 personas murieron aquel día, ahora conocido como el 11/9. Entre ellos, había más de 400 bomberos y otros rescatistas. Fue el atentado más mortífero en suelo estadounidense de la historia. Aún así, el país se propuso reconstruir después de la tragedia. 

Alex Cunningham/Alamy Stock Photo

Estas eran las Torres Gemelas antes de los sucesos del 11/9.

Un símbolo de esperanza

El nuevo edificio comenzó a planearse poco después del 11/9. El diseño fue idea de una compañía llamada Skidmore, Owings & Merrill. Los trabajos comenzaron en 2006. Con 10,000 trabajadores, la construcción tardó ocho años en completarse. El rascacielos tiene 1,776 pies de altura, que es un guiño al año en que Estados Unidos se independizó de Gran Bretaña. 

Diez años después de su inauguración, el One World Trace Center continúa siendo un símbolo de la recuperación de la Ciudad de Nueva York y el país después del 11/9. 

“Simboliza esperanza y optimismo —explica Fran Mahan, uno de los arquitectos que trabajaron en One World Trade Center—. Aun cuando nos caemos, nos levantamos de nuevo y continuamos hacia delante”.