Los equipos de búsqueda dedicaron dos semanas a buscar a Earhart, Noonan o su avión. Nadie sabía exactamente dónde habían desaparecido. Los buscadores recorrieron unas 250,000 millas cuadradas, un área del tamaño de Texas.
No tuvieron suerte.
A lo largo de los años se han formulado muchas teorías sobre lo que le ocurrió a la piloto (mira la barra lateral). Pero Cochrane y muchos otros expertos creen que solo hay una explicación: el avión se quedó sin combustible, se estrelló en el mar y se hundió.
Aun así, el misterio ha llevado a la gente a buscar señales de Earhart por décadas. En enero, un grupo de exploración submarina llamado Deep Sea Vision anunció que podría haber localizado su avión.
Mediante un sonar y un vehículo submarino no tripulado, el equipo buscó en más de 5,000 millas cuadradas del fondo del océano Pacífico, cerca de la isla de Howland. Descubrieron un objeto que creen que tiene la forma del avión desaparecido.
Aunque algunos expertos afirman que podría tratarse del avión de Earhart, la mayoría aún no están convencidos. El equipo de Deep Sea Vision tiene previsto seguir la investigación. Podrían pasar años antes de que el equipo demuestre algo con certeza.
Mientras tanto, el misterio de Amelia Earhart perdura.
“Es un gran misterio —dijo Cochrane—. Algún día encontraremos algo; tengo esperanzas”.