Guerrera herida

Danielle Green superó sus heridas de guerra. Ahora ayuda a otros veteranos que lo necesitan.

Al leer, piensa en: ¿Cómo ha demostrado Danielle Green que tiene resiliencia?

Bob Croslin/Getty Images for Scholastic

Danielle Green no sentía nada. Le zumbaban los oídos y había polvo por todas partes. Era el 25 de mayo de 2004. Green era policía militar del Ejército de EE. UU.

Había estado patrullando en la azotea de una comisaría de Bagdad, Irak. De repente, la explosión de una granada enemiga la lanzó al suelo. 

“Creí estar en una escena de una película mala, como si estuviera soñando—recordó Green—, pero luego me di cuenta de que no, esto es real”. 

Cuando se le pasó el entumecimiento, Green sintió una ráfaga de dolor por todo su cuerpo. Sabía que estaba herida, pero no sabía hasta qué punto.

Sus compañeros la bajaron por las escaleras. La llevaron en helicóptero a un hospital militar cercano. 

Green se despertó varias horas después. Bajó la mirada y se dio cuenta de que había perdido la mayor parte del brazo izquierdo por debajo del codo. 

Entonces supo que su carrera militar había terminado. Y que su vida nunca volvería a ser la misma.

El deseo de servir

Green había sido una jugadora estrella de baloncesto en la Universidad de Notre Dame. Después de la universidad, trabajó como maestra de educación física y entrenadora de baloncesto en una escuela secundaria. Pero Green había querido servir a su país desde que era una niña. 

Así que en 2002 Green decidió alistarse en el Ejército de los EE. UU. Apenas unos meses después, comenzó la guerra de Irak (2003-2011). 

“Sabía que íbamos a la guerra, pero aun así estaba dispuesta a hacer ese sacrificio”, explicó Green. 

En enero de 2004, la enviaron a servir a Irak.

Bob Croslin/Getty Images for Scholastic 

Green se mantiene fuerte para ser un ejemplo a seguir para su hijo, Daniel, que cursa cuarto grado.

Una larga recuperación

Tras resultar herida, Green fue trasladada en avión a EE. UU. Pasó casi ocho meses en un hospital militar de Maryland. La operaron varias veces. El camino hacia la recuperación fue difícil, pero Green no perdió la esperanza. 

Después de 27 años siendo zurda, Green tuvo que aprender a hacer todo con la mano derecha. Eso incluía tareas básicas como atarse los zapatos, escribir, peinarse y manejar.

También le colocaron un brazo izquierdo protésico a medida. Esto le permitió seguir practicando deporte. Tiene diferentes accesorios para jugar al golf, hacer ejercicio en el gimnasio, montar en bicicleta y muchos deportes más. 

A Green le tomó un tiempo acostumbrarse a que la gente mirara su brazo prótesico. Pero entonces se dio cuenta de que sus lesiones habían sacado a relucir lo que ella llama sus superpoderes. Uno de los más importantes es su resiliencia. “Todos tenemos superpoderes que están esperando salir a la luz a lo largo de nuestros viajes únicos”, dijo Green.

Inspiración para otros

Como Green sabe, adaptarse a la vida después de la guerra es difícil. Por eso ha dedicado su vida a ayudar a otros veteranos. Hoy día, Green es portavoz del proyecto Wounded Warrior.

El grupo proporciona ayuda a los veteranos y a sus cuidadores. Green viaja por todo el país dando discursos. Espera que su historia inspire a otros veteranos y a cualquiera que se haya enfrentado a momentos duros. 

“Quiero demostrar a la gente que es posible recuperarse y ser mejor que antes”, dijo.

1. ¿Qué pasó en 2004 que cambió la vida de Danielle Green?

2. ¿Cómo apoya el autor la idea de que su “el camino hacia la recuperación fue difícil”?

3. En unas pocas oraciones, resume la sección Inspiración para otros.